Las islas del océano Índico que bordean la costa africana parecen haber sido esparcidas por la mano de un dios generoso. Cada una con su carácter, su ritmo y su misterio, forman un collar de destinos que combinan playas de ensueño, culturas milenarias y una biodiversidad que asombra. Desde las cumbres verdes de Mauricio hasta los callejones perfumados de Zanzíbar, pasando por los atolones coralinos de Seychelles y la elegancia suspendida en el tiempo de Lamu, estas islas ofrecen mucho más que descanso: ofrecen revelación.
Aquí, el mar no es solo paisaje, es protagonista. Las aguas turquesa esconden arrecifes vibrantes, bancos de peces que parecen coreografías vivas, y tradiciones que han nacido al ritmo de las mareas. La historia se entrelaza con la arena: rutas de especias, influencias árabes, colonias europeas y culturas africanas han dejado huellas que hoy se celebran en la música, la gastronomía y la arquitectura.
El tiempo se mide en puestas de sol, en paseos en dhow, en conversaciones bajo palmeras.