Ruanda es un país que ha aprendido a mirar hacia adelante sin olvidar lo que fue. En el corazón de África, entre colinas que se suceden como olas verdes, este pequeño territorio sin litoral ha transformado su historia más dolorosa en una fuerza serena que hoy lo convierte en uno de los destinos más cautivadores del continente.
Ruanda, el País de las Mil Colinas, cautiva con volcanes envueltos en niebla, bosques de bambú que crujen bajo los pasos de los gorilas de montaña y lagos que reflejan cielos de terciopelo. La caminata entre las montañas Virunga para avistar gorilas es exigente, pero cada paso recompensa con uno de los encuentros más conmovedores con la naturaleza que se puedan vivir.
Más allá de los gorilas, el Parque Nacional Akagera ofrece safaris entre leones, elefantes y antílopes, mientras el lago Kivu invita a la calma y al descanso. El bosque de Nyungwe, hogar de primates y senderos secretos, completa la experiencia. Ruanda es un país que renace, combina belleza natural con resiliencia humana y deja al viajero con una sensación de asombro y conexión profunda.
Gorilas en la niebla.
Aterrizar en Kigali es descubrir una ciudad que ha transformado su historia en esperanza. Limpia, segura y vibrante, la capital de Ruanda se despliega entre colinas verdes, avenidas ordenadas y memoriales silenciosos que invitan a la reflexión antes de emprender cualquier aventura hacia la naturaleza.
Desde Kigali, el viaje al Parque Nacional de los Volcanes es una experiencia que combina emoción y paisajes extraordinarios. Entre carreteras que serpentean por campos de té y aldeas tranquilas, se llega a las faldas de los volcanes del macizo de Virunga, hogar de los gorilas de montaña. Allí, el legado de Dian Fossey y su centro de investigación Karisoke revela la conexión única entre humanos y naturaleza, convirtiendo cada encuentro en un momento inolvidable.
