Un país de contrastes que abraza el fin del mundo
Chile es una línea de tierra que se estira por más de 4.000 kilómetros entre la Cordillera de los Andes y el Océano Pacífico, como si intentara tocar todos los climas posibles. Desde el desierto más árido del planeta en el norte hasta los glaciares que se desmoronan en el extremo austral, este país largo y angosto es una sinfonía de paisajes extremos, culturas resilientes y una historia que se ha forjado entre volcanes, mares y memorias.
Chile es un país de contrastes que se recorre de norte a sur como un viaje por estaciones y emociones. En el árido Desierto de Atacama, los cielos infinitos y los valles floridos tras la lluvia sorprenden al viajero; mientras que en el fértil Valle Central abundan los viñedos y ciudades vibrantes como Santiago. La costa ofrece acantilados, playas salvajes y puertos con carácter, como Valparaíso, lleno de color y bohemia. Más al sur, la Patagonia deslumbra con fiordos, glaciares y parques como Torres del Paine, donde la naturaleza se muestra en toda su grandeza. La riqueza chilena no está solo en sus paisajes: pueblos originarios, historia reciente, literatura de Neruda y Mistral, música, fiestas y una gastronomía diversa hacen de Chile un destino que siempre sorprende y deja huella.