REPÚBLICA DOMINICANA

Mucho más que arena y mar.

República Dominicana va más allá de sus playas icónicas como Punta Cana y Bávaro. Su historia se siente en la Zona Colonial de Santo Domingo, su música y baile laten en merengue y bachata, y el béisbol refleja su pasión. En las montañas, Jarabacoa y Constanza sorprenden con valles frescos, cascadas y paisajes inesperados. Aquí, cultura, aventura y gastronomía se mezclan, mostrando un país vibrante que invita a descubrirlo más allá de la postal tropical.

Más allá de sus paisajes, República Dominicana destaca por la riqueza de sus ecosistemas y la variedad de experiencias que ofrece. Desde los manglares del Parque Nacional Los Haitises hasta las aguas cristalinas de Isla Saona, el país alberga reservas naturales, playas vírgenes, montañas frescas y valles fértiles que permiten combinar descanso con exploración. La biodiversidad es notable: aves migratorias, tortugas marinas, ballenas jorobadas y especies endémicas conviven en entornos protegidos que pueden recorrerse en lancha, a caballo o a pie, siempre con guías locales que comparten su conocimiento y orgullo por el territorio.

La diversidad cultural también se refleja en sus regiones. El norte vibra con la energía de Puerto Plata y sus tradiciones afrocaribeñas; el sur revela una República Dominicana más rural, con paisajes áridos, salinas rosadas y comunidades que conservan prácticas ancestrales. En el este, además de los resorts, hay pueblos pesqueros y mercados locales que muestran la vida cotidiana con autenticidad. La gastronomía varía según la zona, combinando influencias taínas, africanas y europeas en platos como el mangú, el chivo guisado o el pescado con coco. Esta mezcla de naturaleza, cultura y hospitalidad convierte al país en un destino versátil, ideal tanto para quienes buscan lujo y confort como para quienes desean una inmersión genuina.

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